Desde que ingresé a la universidad, he pensado en repetidas ocaciones "esto es para mi? De verdad?" Me emocioné demasiado al verme dentro de la lista se ingresantes. Vaya! Una unversitaria, yo?? No podía creerlo.
Escogí la carrera de diseño gráfico y conseguí aferrarme a dos amigas de la pre-academia. Fue un primer ciclo desbordante de nuevas experiencias: mis primeros almuerzos con amigas, mis primeras faltas a clase (a montones), primeros tropiezos en los cursos porque, a veces, entregaba los trabajos a destiempo, etc.
A final de ciclo tuve que lidiar con la consecuencia de mis decisiones. Mis amigas? Una tuvo que marcharse a otra unversidad y la otra se ha convertido, gracias a Dios, en una de las mejores amigas que he tenido jamás.
Mis cursos? Desastre total. Las faltas por gusto y flojera me llevaron a bajar mis calificaciones a niveles muy por debajo de lo aceptable. Jalé 4 de los 8 cursos cursados. Mi madre, a modo de castigo, me retiró de la universidad al siguiente ciclo y me mandó a trabajar.
Estuve trabajando unos 4 meses en la empresa de un tío lejano. No estaba nada mal. Buena paga, buenos contactos y un excelente ambiente de trabajo. El problema era yo, estaba demasiado deprimida por decepcionar tanto a mi madre como a mi misma.
Sentí que iba, cual esclava, a una compañía que nada tenía que ver con mi carrera. Tan solo digitaba números todo el día. Me cansé poco a poco. Encima apenas si hablaba con mis compañeros, debo decir que todos eran varios años mayores, por lo tanto me aburría.
Así es como fui dejando de asistir al trabajo hasta volver definitivamente a encerrarme en mi habitación y dormir... mucho. Regresé al siguiente año a la universidad. Caras nuevas, mismos profes, y ahora era una estudiante que procuraba no faltar jamás ni conseguir amigos. Sabía que serían una distracción de mi tiempo y era lo último que quería.
Me mantuve alejada de todo grupo de amigos. Apenas si veía a la amiga del primer ciclo. Me presentó a otras 2 personas y en ocaciones nos juntabamos para conversar. En eso se resumía mi corta socialización. Al medio ciclo, nuevamente comencé a sentirme monótona, aburrida y deprimida. Deseaba no haber tomado malas decisiones en el pasado por las cuales fui alejada de mis amistades.
Al poco tiempo, volví a jalarme en estos cursos, por falta de entrega de trabajos o por inasistencia voluntaria en la última mitad del ciclo. El siguiente periodo, decidí inscribirme en menos cursos aún, tan solo 3. De nada sirvió, pues volví a deprimirme y sentir el vacío enorme que me separaba de mis amigas. Me comparaba constantemente en sus logros y me derrumbaba. Volví a jalar.
Tal fue mi desesperación por falta de avance que le pedí a madre me dejara retirarme de la universidad, definitivamente, y hacer medio año sabático. Al tiempo, ella me sugirió buscar una carrera más corta, una de instituto.
Estuve unos meses en el IPAD, estudiando cursos cortos sobre diseño, manejando computadoras que jamás llegué a ver en la universidad por falta de ganas en el estudio. Estuve bien un tiempo, pero me faltaba algo. Solo fui un par de meses y no lo continué.
En el otro medio año, mi mejor amiga del cole, me sugirió ingresar a la carrera de diseño de su instituto. Acepté. Era un lugar bastante más pequeño y acogedor comparado con la universidad. La mitad de mis compañeros eran alegres y sociables. Mis profes también eran más joviales. Me enseñaron bien. Obtuve nuevos amigos. Hacíamos trabajos manuales y a la par, computarizados. Era entretenido (:
Hasta que la nación del fuego atacó. Nuevamente, en la últimas semanas del ciclo, se me dio por faltar a mares y no asistir a la entrega de trabajos porque no eran lo suficientemente "aceptables" según mi criterio. De verdad no recuerdo si pasé o no los cursos. Ya no tenía seguridad en mi misma. En casa era la forajida inútil y no era feliz. Una vez más usé mis superpoderes de desaparición y me alejé de esos amigos.
Antes de teminarse el año, vino a visitarme mi padre. Habló conmigo acerca de las preocupaciones de mi madre y las de su bolsillo (bueno no dijo eso último pero así lo interpreté). Me hizo dos sugerencias, la primera era ir a ver un psicólogo; la segunda, ver a un neurólogo, porque él consideraba mi falta de memoria como algo negativo y anormal.
Fuimos por el psicólogo. Un sujeto pasado de los 45 que fue un ex compañero de la universidad de mi padre. Hicimos unas 5 sesiones en la sala de su casa en las que hice tests de personalidad y vocación. Luego comenzó a sacarme a "pasear" a la calle cual mascota. Me hizo hablar más que en las 4 paredes. Caminar me relajaba mucho. Poco a poco se convirtió en un buen amigo. Me hacía bromas personales y se ganó mi confianza con rapidez.
Ya lo conozco por más de dos años. Espero aún cuando termine la terapia, pueda verle de vez en cuando. Me ha ayudado a cambiar bastante, me siento más segura de mis decisiones y menos tensa respecto a mi futuro. He conocido a nuevas amistades, he aprobado con notas desde 12 a 18 y desaprobé un solo curso. Me subieron mi promedio general y el ánimo. Ahora tengo posibilidades de viajar a Disney! (:
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