viernes, 12 de abril de 2019
Sin caretas
Verte cada semana, aunque sea solo un poco me da paz y sensación de alivio. Verte sonreír con los demás y no conmigo me llena de alegría. Ahora incluso puedo verte a los ojos aunque tu sigas evitandome la mirada. Te extraño. Extraño pasar tiempo contigo, contarte las cosas, hacerte reír, abrazarte y escuchar tus comentarios graciosos. Diablos, otra vez.
No lo voy a negar, a veces pienso que me haces falta. Y me quieren salir un par de lágrimas al recordar todo lo vivido a tu lado. Y sin embargo también hay una mitad de mi que guarda esa sensación de luto y libertad que sentí al terminar nuestra relación. No necesito volver a recaer. Fuimos dos almas destinadas a conocerse como amigos y la cagamos cuando fuimos más allá. Nos dimos de bruces contra viento y marea creyendo que funcionaría si ambos lo deseabamos con mucha pasión. Lástima que no funcionó. Que solo nos hicimos más daño y nos atrapamos el uno al otro entre sentimientos de culpa y manipulación. Te quiero y querré como a nadie. Contigo hice cosas que no volvería a repetir. Locuras y amanecidas a tu lado con largas conversaciones y lágrimas compartidas. Hoy te agradezco que hayas llegado a mi vida cuando más te necesitaba y también agradezco tu partida para verme grande y sola a mi lado. Para aprender a amarme, cuidarme y quererme como nunca antes. Gracias a ti lo di todo por amor, comprendí que se puede llorar sin pesadez y reír mucho hasta sentir dolor en las mejillas. Contigo me sentí plena. Contigo amé sin miedo. Contigo también me enojé y soportaste mis demonios más oscuros. Gracias por haberme acompañado en este camino amor. Gracias por enseñarme tanto de ti. Hoy una parte tuya será siempre mía. Y lo que te di será solo tuyo por siempre. Gracias por haber sido parte de mi historia de vida. Te deseo lo mejor en tu proyecto de vida y en tu próxima conquista. Sé que encontrarás pronto a una mujer capaz de amarte como te lo mereces, que sepa cuidar de ti hasta en tus peores momentos de miedo. Vas a hacerlo mejor y más llevadero. A ambos nos queda de experiencia. Gracias por todo Aranibar. Vuela por tu lado que yo buscaré mi propio horizonte. Hoy me elijo una vez más.
Domingo 07/04/19
Me levanto y camino agarrandome de las paredes blancas. Me acomodo el vestido sobre el leggin. Es un pasadizo con dos puertas blancas. En dónde coño estoy? Regreso por el celular y le timbro a la última persona que recuerdo. Somnolienta me responde e ingreso a su habitación. También está molida. Me tiro como puedo en su cama y me duermo con la seguridad de tener a alguien conocido cerca. Cuando vuelvo a despertar siento mucha hambre. Mi amiga sigue dormida. Mi cabello y parte de mi ropa sigue apestando a vómito. Observo el caos en su habitación: ropa en montones sobre la silla, la mesa, el suelo... basura mezclada entre el suelo y la cómoda. Frascos de perfume, shampoo, botellas de agua, juguetes y más ropa amontonada. El único lugar despejado es su televisor y su cama. Esta chica vive muy apresurada o muy al abandono. En qué piso estamos? "Tercero... los chicos te cargaron anoche para subirte... cómo pesabas..." me dice con medio ojo abierto y hablando contra la almohada.
Ya son casi la 1pm, consigo mover a mi salvadora fuera de cama. Me hace gracia que se tape tanto las nalgas con la sábana xD ni que tuviera algo que yo no. Se va a bañar y al volver tiene embuelta una toalla en el cuerpo y otra en la cabeza. Le pido una para lavarme el cabello y se encoje en vergüenza. Salgo de la habitación y estiro la mano "Ya, dame tu toalla" Se ríe y me la extiende. Por fin consigo quitarme ese olor feo. Ando en mis leggins y la casaca puesta sobre el sostén. Mi vestido me lo quité. Mi amiga me presta un polo y ya no tengo tanto calor. Como es domingo y mamá está en un taller todo el día no tengo prisa por irme. Acompaño a mi amiga al bar a hacer limpieza del día anterior. Estamos literalmente arriba. La veo trapeando y ordenando las cosas. Sigo algo somnolienta y avergonzada por cómo me habrán cuidado. Que haya sido mi participante no significa que haya tenido qué cuidar de mí. Podría haberme mandado en un taxi a casa... aunque pensándolo mejor, yo no sé si hubiese embocado la llave en la puerta para entrar...
jueves, 4 de abril de 2019
Confundida
Llevo unos días enferma en casa y lo único que me regresa a la mente son tus recuerdos de aquellos días en que sonreías y yo corría a abrazarte. En cómo me latía el pecho acelerado al oír tu voz y oler tu aroma. Estas semanas lo único que hago es mirarte de lejos pasar en la entrada y salida de clase. Te sientas en el otro extremo del salón y me facilitas el concentrarme y no verte. Aún así sin querer volteo tratando de encontrar tu sombra y no logro verte entre tantos alumnos, me resigno y vuelvo la vista a la profesora. No puedo evitarlo, me gusta verte, aunque solo sea un momento. Me gusta saber que sonríes y no es por mí. Me gusta ver que te diviertes. Me gusta... saber que aprendiste a ser feliz lejos de mí.... Y sin embargo me entran las dudas de cómo llegamos a esto. Qué fue tan extremo para terminar discutiendo tantas veces? Qué no funcionó? Qué nos hartó? Qué me dolió? Y me refugio en los pensamientos de amor que alguna vez tuve.... y mi corazón vuelve a encenderse. Cuando siento que quiero ponerme depresiva regreso a pensar en todos los motivos que tuve para alejarme de ti y me calmo. Y así sucesivamente... no entiendo qué me sucede. Sé que lo amo y sé que me hace daño estar con él. Sé también que volver solo sería más doloroso y podría pensar que estoy jugando con él. No quiero eso, para ninguno de los dos. Necesito paz. Claridad. Necesito no quedarme sola con estos pensamientos....