Llevo unos días enferma en casa y lo único que me regresa a la mente son tus recuerdos de aquellos días en que sonreías y yo corría a abrazarte. En cómo me latía el pecho acelerado al oír tu voz y oler tu aroma. Estas semanas lo único que hago es mirarte de lejos pasar en la entrada y salida de clase. Te sientas en el otro extremo del salón y me facilitas el concentrarme y no verte. Aún así sin querer volteo tratando de encontrar tu sombra y no logro verte entre tantos alumnos, me resigno y vuelvo la vista a la profesora. No puedo evitarlo, me gusta verte, aunque solo sea un momento. Me gusta saber que sonríes y no es por mí. Me gusta ver que te diviertes. Me gusta... saber que aprendiste a ser feliz lejos de mí.... Y sin embargo me entran las dudas de cómo llegamos a esto. Qué fue tan extremo para terminar discutiendo tantas veces? Qué no funcionó? Qué nos hartó? Qué me dolió? Y me refugio en los pensamientos de amor que alguna vez tuve.... y mi corazón vuelve a encenderse. Cuando siento que quiero ponerme depresiva regreso a pensar en todos los motivos que tuve para alejarme de ti y me calmo. Y así sucesivamente... no entiendo qué me sucede. Sé que lo amo y sé que me hace daño estar con él. Sé también que volver solo sería más doloroso y podría pensar que estoy jugando con él. No quiero eso, para ninguno de los dos. Necesito paz. Claridad. Necesito no quedarme sola con estos pensamientos....
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