miércoles, 20 de agosto de 2014

Deseos ocultos

Ven y desbarátame los sentidos.
Dame razones para enloquecer.
Mírame de esa forma inusual tuya.
Atrápame en tus redes y no me dejes ir.
Muéstrame esa sonrisa torcida.
Acércate de pronto.
Di mi nombre.
Quiero escuchar tu voz.
Embriágame de tu aroma en un abrazo.
Bésame la mejílla y déjame pidiendo más.
Captúrame con la mirada.
Acaricia mi cabello.
Estreméceme la razón con tu presencia.
Sonríeme con picardía.
Y entonces, tal vez, sea tuya.

-Noche de locura por un recuerdo fugaz de un amor platónico. R.D.

Día 5 y 6 - Tumbes

Antes de quedar profundamente dormida, me he puesto a leer "Ghostgirl. Canción de Navidad" desde la tablet. Hoy por la mañana me despertó el golpeteo de mi madre en la puerta. -Estas son las mañanitas que cantaba el Rey David a las muchachas bonitas te la cantamos a ti (...)- comenzó a canturrear mi mamá.
- Shhh...! Es hora de dormir- respondí medio dormida.
Ella continuó con su canto, me saludó y me levantaron para tomar desayuno. Café, leche, huevos, fruta picada, pan, azúcar, mermelada, mantequilla y miel.

Volvimos a las habitaciones, me tumbé sobre mi cama a terminar el libro mientras toda mi familia se iba a caminar por la orilla del mar. Mi abuela regresó empapada por una foto. Mi hermana no le avisó a tiempo y se mojó toda la espalda. El día, que en un principio se mostró nublado, se despejó para cuando terminé con el ebook.

Fuimos a almorzar, nos pusimos la ropa de baño e hicieron brindis por mi cumpleaños Nro 23. Incluso me quité el polo por el bien de una foto decente en familia (justo el polo que traía puesto parecía pijama). Una de mis hermanas se metió en la piscina, la otra se fue a jugar a la arena, padre a dormir en la hamaca, madre a ducharse y mi abuela a dormir con la tele encendida. Yo? Me he pasado todo ese tiempo respondiendo a los saludos de fb y actualizando mi blog. Me gusta escribir.

Mis hermanas encontraron un caballito de mar, un cadáver en realidad, mientras jugaban en la arena con su padre.

*A partir de este punto me aburrí de escribir. No sucedió nada más interesante.

Hicimos las maletas, subimos al avión y yo no pude estar más contenta de regresar a casa. Puesto que habíamos corrido desde que estabamos en el hotel de máncora con mi 'padre'. Subimos a un mototaxi hasta el boulevard, luego a un minimicro (todos apretados y con calor), despues de un par de horas llegamos a Tumbes. A continuación otro mototaxi para el hotel, recoger las cosas de los demás y reencontrarnos con mi abuela.

Cenamos con mucha rapidez pues ya casi era hora del embarque. Nos fuimos al aeropuerto, abordamos el avión y en menos de 1 hora llegamos a suelo Limeño.

Quiero agregar que el cielo era hermoso de noche, la luz de la luna era tan intensa que se veía el ala del avión con gran detalle. Las estrellas... Alcancé a contar 24 desde mi ventana. Y unas luces papadeantes que vi a lo lejos. Aún dudo que fuera otro avión y en su lugar hubieran seres de otro planeta jaja.

jueves, 7 de agosto de 2014

Día 4 - Tumbes

El desayuno se hizo con algo de sueño pues hoy no existían planes para salir a andar. Bajamos a las 9am, regresamos a las habitaciones a dormir. A las 11:40 me pasaron la voz -En 20 minutos nos sacan de las habitaciones- dijo padre. Me levante a darme un duchazo rápido, guardé todo en la maleta y bajé. Un carro de 3 filas nos llevó desde la puerta del hotel hasta el nuevo alojamiento en Máncora.

En cuestión de 2 hrs nos paseamos por toda la carretera. Por ahí una breve parada en el pueblo para sacar dinero del cajero. Nos quedamos sin efectivo tras los antojos del viaje a la frontera. Llegamos al hotel "Las positas" donde una abeja le picó en la planta del pie a mi madre hace ya varios años. Muertos de hambre nos pedimos varios platos. Mis hermanas ni siquiera quisieron entrar en la piscina a pesar del calor. Cuando por fin llego la comida eran las 4pm.

Mi hermana menor encontró una lupa en la maleta de padre he intentó hacer fuego sin éxito. Le ayudé hasta que comenzó a salir humo del pedazo de tronco seco. Luego mis hermanas avistaron unos caballos y se fueron de paseo por el borde de la playa. Padre les acompañó a pie. Minutos después de su partida, madre y yo nos alistamos para ir tras ellos, corría mucho viento. El borde de la playa parecía infinito, tantas positas de agua entre las rocas, hospedajes al borde de la arena, las huellas de los caballos, la brisa del mar y el sonido relajante de las olas. Lo más extraño era el agua tibia de la posas (y se supone que es mar, debería estar helada). Caminamos y caminamos hasta que la arena comenzaba a levantarse con furia contra nuestras pantorrillas.

De camino nos encontramos con la famila de regreso, mi abuela seguia viendo su novela en la habitación, así que tonteamos un poco más. Al regreso ya todos ibamos a pie, fui por delante y al rato me cuentan que a padre le ha picado una abeja que yacía enterrada entre la arena. Vinagre para la herida y una hamaca para el sueño. Descanzamos unas horas más en el hotel.

A las 8pm, madre sugirió ir al pueblo de Máncora a ver recuerditos y algo de cenar. Mi abuela prefirió quedarse a ver Combate-es-bacán. Los demás acompañamos a la jefa a caminar bajo la luz de la luna. Pues la carretera no estaba iluminada del todo y las escasas mototaxis que pasaban estaban ocupadas. Por ahí uno de esos se detuvo y jaló a mami con mi hermanita mayor. Caminamos otro tramo y subimos a otra moto los 3 restantes. El pueblo era un lugar lleno de luz con varios puestos de comercio y las mototaxis zumbando cada 2x3 en la pista.

En la zona de chucherías compré unos llaveritos y una bici de alambre. Madre se antojó de pareos y toallas, mi hermana consiguió una ropa de baño nueva y una pelota, la menor consiguió unos juguetes para la arena. Luego conseguimos una gran provisión de líquidos (gaseosas y chela) para el día siguiente y un lugar para cenar. Lastima que a solo media cuadra más había una zona de hippies marihuaneros haciendo escándalo con un policía.
-Vamonos de regreso-

Algunas mototaxis tienen puerta o algún trapo que cubre los lados. La que nos tocó, apenas si contaba con un asiento para nosotras y una placa de plástico transparente que evitaba el aire al rostro del conductor. La ruta repleta de piedras, tierra y viento nos obligó a cubrirnos con la nueva toalla de padre. Ya en el hotel nos tumbamos de panza a descanzar en las habitaciones y escuchar el aterrador sonido de un mar agitado.

Día 3 - Tumbes

Qué calor. Qué hambre. Qué sueño. El hotel tiene teléfonos para llamar a recepción u otras habitaciones; ducha con agua caliente; un mini bar con agua, gaseosas y galletas de chocolate (con un costo por supuesto). Nos levantó el ringtone de mi celular -Despiértalas y bajen a desayunar. Solo tenemos hasta las diez.- dijo madre. Una ducha rápida y bajamos.

Nos topamos con un mini buffet al lado de la piscina: leche, café, jugo, huevos revueltos, mermelada (naranja, sauco y fresa), mantequilla kekes, fruta picada y pan para servirse. Estuvo delicioso. Apenas si se tocaron las galletas que bajé. Finalmente regresamos a la habitación a alistar bolsos de mano y salir rumbo a "Aguas Verdes".

En el taxi solo cabían 4, nos fuimos de 3 en 3 hasta la frontera. Qué tal cantidad de vendedores ambulantes y puestos atiborrados de gente en la calle antes, durante y después de cruzar el puente. Solo el calor era un poco feo. Compraron un par de gorras para las enanas. Luego nos pasamos a Huaquillas-Ecuador a ver varias tiendas con chucherías costosas en dólares. Dieron las 12:15pm, almorzamos algo por ahí. De regreso a Tumbes, visitamos a un viejo niñero mío, el Sr. Mike (Siempre me sonó a Mickey mouse) él me cuidaba cuando usaba pañales.

Hablaron lo que parecía una eternidad. En el mismo lugar, le compraron un short de jean a mi hermana. Más tarde, el aburrimiento de las pequeñas nos sacó a seguir andando por las infinitas tiendas de la frontera. Me compraron unos 3 shorts y un bolso. Dieron las 4pm, hora de irse.
Mi abuela, madre y yo nos pasamos a Huaquillas de vuelta para comprar las famosas empanadas. Padre y las enanas se fueron de vuelta al hotel.

Madre aprovechó y se compró dos bolsos. Mi abuela, volvió visitar a Mike. Al rato nos fuimos al hotel. En la tarde-noche hemos entrado la piscina. El agua estaba templada y no corría aire. Después cenamos empanadas y otro banana split junto con la compañía de Mike (quien vino a visitarnos al Costa del Sol). Un gato se coló entre nuestras piernas y nos sacó unos bocados de comida.

Finalmente todos hemos dado una vuelta por el auto de Mike, jugamos unas partidas de fútbol de mesa y mis hermanas saltaron en los inflables del mismo lugar al que nos llevó el conductor. Llegamos tan cansados que nadie se quitó el cloro de la piscina, vimos un capitulo de Dragonball Z y nos dormimos.

miércoles, 6 de agosto de 2014

Día 2 - Tumbes

No hay agua caliente! El wifi es un fiasco. Y la alarma del celular de mi abuela se encargó de levantarme a las 6am. Gracias a Dios no hemos visto ni un solo zancudo en toda la noche.

Nuestro desayuno consistió en unos huevos revueltos (con camarones), arroz, platano frito, pan y un lomo saltado. A mi me pidieron un huevo sin bicho. El calor? Ahí masomenos. Debido a la falta de ropa de mi hermanita, fuimos a comprarle un short (que terminé usando yo) y un par de sandalias para cada una puesto que las zapatillas no eran adecuadas.

Luego, un taxi nos llevó hasta Puerto Pizarro, allí navegamos en bote a ver los manglares, los cocodrilos y las aves de pecho rojo (muy parecidos a globos inflados). Además sobrevolaban el cielo unas aves con cola de tijera llamadas fraguetas. De regreso, no fuimos directo al puerto sino a un islote con restaurante incluido. Un tal "Hueso de Ballena" con mesas en la arena, con techo de refugio al sol y -puaj- moscas.

La comida no fue de lo mejor. La única a gusto fue mi hermanita menor. Luego quisieron meterse a bañar en el agua que rodeaba la isla...hasta que el señor del bote nos dijo que ya fueramos de regreso, debido a la marea podríamos quedar barados. El sr del bote nos regaló unas cosas planas con pelitos y el dibujo de una estrella. Dijo que estaba vivo y se llamaba sandolar y al morir podíamos usarlo de collar. De vuelta al puerto compraron algunas chucherías, entre ellas un cocodrilo de madera, demasiado hermoso, para ser el nuevo juguete de mi hermana.

Mi abuela se encargó de arrearnos para salir del "modo-compra" con rapidez. De regreso al hotel, en taxi, nuevamente me fui en la maletera. Allí nadie me aplastaba e incluso se sentía frío con el aire entrando a torrentes por las ventanas. En el hotel, empacamos nuestras cosas y pidieron el translado a otro más lujoso: "Costa del Sol".

-Tiene piscina!- dijeron mis hermanas. Apenas llegamos a las lujosas habitaciones recuerdo tirarme cual costal a dormir hasta que fue hora de cenar. El agua se calentaba durante todo el día y el chapuzón que se dieron en la piscina fue relajante aun de noche. Bajé con mi abuela y una de mis hermanas a cenar. Existían dos ambientes: uno en el exterior con aire tibio (al lado de la piscina) y uno en el interior con aire acondicionado helado. Un par de pisco sour, un banana split y un spaguetti a la bolognesa. Tuve que bucear para encontrar el tallarín entre la gran cantidad de carne molida.

Después de la cena de los zancudos en las piernas de mi madre y el calor de los platos tibios, salimos corriendo al aire acondicionado interior. Pasamos por el casino, por una puerta de luces que conectaba con el hotel. Olía a cigarro y trago. "Me recuerda a mis compañeros de historia" pensé. Jugaron 10 soles cada uno: madre y padre. Ganancias: CERO. Vamos a dormir.

martes, 5 de agosto de 2014

Día 1 - Tumbes

Qué salados. Madre y padre deciden viajar un viernes en la noche, hasta Tumbes.

Originalmente el plan era irse de aventura desde Lima hasta Ecuafor en auto. Sin embargo, por el bien de la cola de todos, compraron el pasaje en avión.

Nuestro vuelo fue programado para despegar desde las 7:05pm del lunes 04/08. Desde luego, había que estar un par de horas antes. Pero con la flojera y la adrenalina de último minuto, salimos tarde de casa. No había taxi que quisiera llevarnos. Para suerte del tardón, se apareció la figura de mi tío y nos llevó hasta el aeropuerto en un acto de piedad.

Llegamos con buen tiempo, registramos las maletas y entramos en el avión. Despegamos casi a las 8pm. Hora de llegada? 9 y pico pm. Al salir del avión se tomaron algunas fotos y, mis hermanas y yo, encontramos una ranita a quién molestar. A continuación fuimos por el buffet de maletas. Me gustaría decir que encontramos todas, no obstante la de mi hermanita se había ido de paseo hasta Arequipa.

Oh! Y esto: noticias del comercio que resultan alarmantes sobre unos temblores recientes en Tumbes y "los tumbesinos deben estar preparados para un terremoto de hasta 7 grados". El ataque de risa que le dio a mi madre le quitó merito al drama del momento.

Entre la consulta de la maleta y la hora, se esfumaron los transportes al hotel. Los dueños del desastre nos hicieron el favor de llevarnos gratis. A pedido de mi abuela, llegamos al hotel Florián, lo mejorcito que ella dejó (hace años que no vuelve). Un gato negro se cruzó por la mirada de mi hermana, quien lo agarró de mascota. Nos instalamos en el hotel, deciden dar un paseo nocturno de 11pm y mi pie dejó de funcionar por sujetarla "demasiado bien" en todo el día.

Me trajeron los anticuchos más delgados que he visto nunca. Dijeron que no encontraron otra cosa, todo estaba cerrado. Y con el hambre, estaban buenísimos.