No hay agua caliente! El wifi es un fiasco. Y la alarma del celular de mi abuela se encargó de levantarme a las 6am. Gracias a Dios no hemos visto ni un solo zancudo en toda la noche.
Nuestro desayuno consistió en unos huevos revueltos (con camarones), arroz, platano frito, pan y un lomo saltado. A mi me pidieron un huevo sin bicho. El calor? Ahí masomenos. Debido a la falta de ropa de mi hermanita, fuimos a comprarle un short (que terminé usando yo) y un par de sandalias para cada una puesto que las zapatillas no eran adecuadas.
Luego, un taxi nos llevó hasta Puerto Pizarro, allí navegamos en bote a ver los manglares, los cocodrilos y las aves de pecho rojo (muy parecidos a globos inflados). Además sobrevolaban el cielo unas aves con cola de tijera llamadas fraguetas. De regreso, no fuimos directo al puerto sino a un islote con restaurante incluido. Un tal "Hueso de Ballena" con mesas en la arena, con techo de refugio al sol y -puaj- moscas.
La comida no fue de lo mejor. La única a gusto fue mi hermanita menor. Luego quisieron meterse a bañar en el agua que rodeaba la isla...hasta que el señor del bote nos dijo que ya fueramos de regreso, debido a la marea podríamos quedar barados. El sr del bote nos regaló unas cosas planas con pelitos y el dibujo de una estrella. Dijo que estaba vivo y se llamaba sandolar y al morir podíamos usarlo de collar. De vuelta al puerto compraron algunas chucherías, entre ellas un cocodrilo de madera, demasiado hermoso, para ser el nuevo juguete de mi hermana.
Mi abuela se encargó de arrearnos para salir del "modo-compra" con rapidez. De regreso al hotel, en taxi, nuevamente me fui en la maletera. Allí nadie me aplastaba e incluso se sentía frío con el aire entrando a torrentes por las ventanas. En el hotel, empacamos nuestras cosas y pidieron el translado a otro más lujoso: "Costa del Sol".
-Tiene piscina!- dijeron mis hermanas. Apenas llegamos a las lujosas habitaciones recuerdo tirarme cual costal a dormir hasta que fue hora de cenar. El agua se calentaba durante todo el día y el chapuzón que se dieron en la piscina fue relajante aun de noche. Bajé con mi abuela y una de mis hermanas a cenar. Existían dos ambientes: uno en el exterior con aire tibio (al lado de la piscina) y uno en el interior con aire acondicionado helado. Un par de pisco sour, un banana split y un spaguetti a la bolognesa. Tuve que bucear para encontrar el tallarín entre la gran cantidad de carne molida.
Después de la cena de los zancudos en las piernas de mi madre y el calor de los platos tibios, salimos corriendo al aire acondicionado interior. Pasamos por el casino, por una puerta de luces que conectaba con el hotel. Olía a cigarro y trago. "Me recuerda a mis compañeros de historia" pensé. Jugaron 10 soles cada uno: madre y padre. Ganancias: CERO. Vamos a dormir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario